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-· 11- de los siglos; el euzkera primiti\·o. el original ua otra cosa bien diferente. ¡Qué de hipóte– sis no se han forjado para explicar ias iormas euzkéricas que empleamos en nu estras más s~ncillas cotwersaciones! \ 'as a ver. caro lec– tor. cosas verdaderamente estupendas: dos o más núcleos en un solo tiempo: diierentes nú– cleos para las flexiones denomina<las directas e indirectas ; el núcleo de los deri,·ados sin ningún parecido con el primitivo.... -'' otras lindezas por el estilo. ¡Cielos! ¡Qué confusión y desorden han T'residido a la conjugación de nu estro verbo! ~Jenester sería para la formaciún de una tal conjugación una academia sin sentido prácti– ce ní teórico, que despóticamente qutsiese im– poner a los baskos un idioma irracional. una ,·enladera jerigonza. El cambio de núcl eos es un hecho tan trascendental v una novedad lingüística tan extraordinaria ~¡ue no se puede admitir en buena ley sin los debidos compro– lJantes: y sólo cuando no cabe otra <"xplica- ción del .fenómeno. . Contra esa teoría de ,·arios núcleos y ~us perversos resultados no hay en el día de hoy escritor sesudo que no clame y que no ansíe su desaparición como la desaparicir'm ele una Hrdadera epidemia. Desechando la multitud de núcleos. expli– cando las variedades actuales por las leyes que gobiernan el fonetismo euzkérico : aceptando las leyes fonéticas genuinamente baskas ; re– chazando las ilegítimas. sobre tocio las que

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