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- 120- mera ni con la segunda se explica la z de de– zadan, dezazun, etc. Det, dezu, no muestran ninguna ·z, y si no la tienen,. mal nos pueden dárnosla. Pero cambiemos los papeles, y diga– mos que si el núcleo del subjuntivo es deza– dan, el del indicativo puede ser muy bien det, contracción de dezat. Con el núcleo izan, den– tro de las l eyes de la fonética baskongada son explicables todas las flexiones de la conjuga– ción perifrástica, que con ukhan y euki se des– cifran con mucha dificultad hasta las flexiones del indicativo. ¿Cuál de estos dos procedimientos es más lógico y racional: explicar los fenómenos lin– güí sticos, basándose en hechos positivos, o in– troducir un nuevo núcleo verbal en un tiempo matriz de·] euzkera sin apoyo en un fundamen– to irrebatible? Adivinan ya los lectores mi res– puesta a la ·pregunta. Pues los cuzkeráfilos del parecer contrario aducen solamente el siguien– te argumento a favor rle la pluralidad de nú . cleos: "Las flexiones del indi cati1·o det, dezu, cte., no tienen el mi smo núc.lco verbal que las del subjuntivo dezadan, dezazun, etc.: luego por de pronto hay por lo menos dos núcleos verbales en la conjugación perifrástica ; el de 1 indicativo es euki, e izan el del subjuntivo". Piensan estos baskc'>filos que izan adoptaron nuestros mayores para diferenciar las flexion es indicativas con signo re1ati\·o. de las del sub– juntivo. Estas son ordinariamente las razones que se presentan en pro de euki. A las que res· pondo que supuesto en emon, etorri, egin, era. man, egon, etc., se conserva la unidad de nÚ · cleo en tocios los modos, a p esar de advertir,;e

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