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1 ! -104- tentan las terce·ras personas de este modo. El Príncipe Bonaparte cree que ese sonido es el sí afirmativo, que en m·uchas flexiones euz– kérikas se pone a la cabeza de las fl exiones confirmativas (Campión, Gram. 379) . Por el contrario, el autor de la gramática de los cua– tro dialectos literarios piensa que ·es fragmen– to de algún demostrativo desconocido a nos– otros. Yo me pronuncio por la opiniim del Príndpe. La costumbre de prefijar bai a las flexiones verbales afirmativas está toclavia en vigor entre los haskos-pirenáicos; lo mismo estilan "bai-naiz", que "niz", yo soy. El insigne escritor enzknldun. abate Darri– gol. conjuga el presente de indicativo del ver– bo Izan en la forma siguiente: On voit du premier coup de oei\ qu~ ce verbe peut etre conjugué ave·c ou sans la pré– positive ba; avec la prépositive, ce semble, quancl il est employé pour exprimer !'existen– ce du sujet; ct sans la préposi tive. quan<l il n'a autre fonction que ele lier l'atribut et le sujet d'un e préposition quelconque. Qnant a la nature de cette particule, il sem– hl e que a 'on doit pas di stinguer de la pnrticul e affirmative bai, laqu elle se prononce souvent ba, comme en ce endroit. ( Dissertatio11 sur la langue basque, pág. uo). Si la dicha b aparece hoy cristalizada en las terceras personas del imperativo es porque los bizkainos y gipuzkuanos desconocemos el va– lor gramatical de ese prefijo. También el doctor labortano Echeherri es– cribió algo a este respecto.

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