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- - 99- en aingeru,. mirakuilu, en nan se entrometió la vocal i, y sufrió ·una segunda alteración, nain; en esta última metamc)rfosis hay en– cuentro de dos vocales, que tos baskongados acostumbran separarlos con mucha frec uen– cia por una d, t, b. Esa práctica, costumbre, ley o lo que sea, originó las actuales formas, nadin, adin; creo que nadin ha sufrido pare– cidas alteraciones que nuben, nan, nain, na– din; nun, nuen, nuben. Hay todavía otm he-· cho contundente para evidenciar que el nú·cleo del presente de subjuntivo es Izan. Si el lec– tor se ha fijado particularmente en las for– mas be-napartarras habrá notado seguramen– te un fenómeno algo extraño; me refiero a las formas gitzun, zizten. Gitzun es forma nomi– nal, y en el encuentro de dos consonantes idénticas la z de Izan se ha convertido en su más próxima; otro tanto ocurre en el presen– te de indicativo. Tenemo·s, pues, un dato pal– mario para afirmar que el núcleo de subjun– tivo es Izan. Veamos cómo conjuga este tiem– po uno de Jos euzkeráfi los ele mej or niterio de nuestros días : nadin . zadizan dedin . gadizan zadizen ditezan sea yo. S<'Ú is vo~~ 1t ros. sea él. sean1os nosotros. seáis vosotros sean ellos. Sr. Elizalde, Morfología de la conjugación vasca sinté tica, pág. 213. Comparemos esas reflexiones con las que nos da un escritor basko-pirenáico qu e flore– ció en la última mitad del siglo 18.

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