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PARA UN SERMON ACERCA DE LA BLASFEMIA «Qui blasphemaverit nomen Domini morte moriatur (Levit, XXIV, 14). EXORDIO No pocos VIaJeros que recorrieron diversos paises orienta– les han consignado en sus diarios una observación extraña,. sorprendente, que causa sonrojo y vergüenza. Han consignado que los profesores de falsas religiones expresan más respeto a sus falsas divinidades que los cris– tianos a su verdadero Dios. Y es el caso que semejante observación está confirmada. en las páginas de la Historia. Los romanos castigaban con penas de muerte a Jos que' proferí¡n frases inj)lriosas a sus falsos dioses. Y condenaban. a pena capital a cualquier ciudadano, por noble que fuera, si faltaba a la reverencia y respeto debido a las vestales, que' eran mujeres jóvenes que atendían al decoro y ornato del templo de Jos ídolos. Los budistas aplican aun hoy sanciones muy duras al ·que, entra en sus pagodas (u oratorios) sin practicar las ceremo– nias impuestas en sus rituales. Los mahometanos entran en sus mezquitas a pie descalzo y se postran hasta tocar el suelo con la frente. No ha muchos años, celebrándose en Constantinopla la procesión de Corpus, los gendarmes, que eran mahometanos,.
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