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88 El Misionero práctiCo cidos como hijos de Jesucristo!. .. Y sella el Divino Legislador sus graves avisos con esta sentencia: Nisi justitia vestra abundaverit plusquam scriba– rum et fariseorum, non intrabitis in regnum coelorum. Sí vuestra virtud no es más auténtica que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. (Math. V, 20). ¿Y cómo era la virtud de los fariseos? Lo expresa el mismo Salvador: Oran mucho, ayunan... pero no cumplen lo más ele– mental del amor al prójimo. Ya lo ois. Nada nos aprovecha orar todo el día, postrarnos ante el Señor hasta sufrir he– ridas en las rodillas, llevar medallas y escapularios, santi– guarnos. ayunar... Si no renunciamos a la venganza, ¡no en– traremos en el reino de los Cielos!! ¡Sanción terrible! ¡Eter– namente terrible! La cólera de un Dios omnipotente se cebará en nosotros... 5. 0 EJEMPLO DE JESUCRISTO No hay precepto tan repetido como este por Jesucristo, y promulgado con tanta insistencia. Pero... ¿ será verdad que Tú, Señor, nos mandas perdonar a nuestro enemigo? ¿Te has atrevido a imponernos una Ley · tan dura? ¿ Qué sabes Tú de honor ? (1) . Tú que naciste en un pesebre entre animales, que viviste en un taller, que tra– taste siempre con gente soez del pueblo, que fuiste condenado a muerte y fuiste ejecutado entre dos ladrones ¿qué entien– des de honor? ¿Cómo puedes, pues, dictarnos una Ley que · mancha nuestra honra?... ¡Cristiano! ¿eres tú el que así ra– zonas? ¡Ay! ¡Cuán digno de compasión er es!. .. ¡Calla! her– mano de mi alma. Ahoga el grito de la pasión. Mira a t u Dios (señalando el Crucifijo grande). Mira a tu querido Pa– dre, a tu bondadoso bienhechor. Este que dictó la ley para (1) Frase del Beato Diego de Cádiz.

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