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78 El Misionero práctico jaula. Huyamos de la ira del rencoroso. Por satisfacer su venganza, atropellará todo y a todos. Con tal de matar a uno, matará a cien si es necesario. Sus ojos fulguran, sus labios se contraen y tiemblan,, sú frente se arruga, habla palabras incoherentes, camina con paso precipitado, a veces,. vacilante, techinan sus dientes; no se da cuenta de lo que le rodea. ¡Es una fiera!. .. ¡Ah!, ¿eso es razonable? ¿Es eso· un ser humano?, ¿es decoroso?, ¿es imagen de Dios? ¡OY.en – tes míos! no .quiero que os degradéis; no rebajéis vuestro no– ble ser a tanta miseria... Subid, subid, hasta la alta dignidad que merecéis como imágenes de Dios, dominando vuestras pasiones... 3) La razón nos dicta que demos a cada cual lo que le petrenece. Este es un principio inconcuso. Hasta hoy no ha sido negado por nadie. Ahora bien; un minuto de examen: ¿ Qué es el hombre ? Yo abro la primera página de un libro que es el primer libro que mereció el nombre de sagra– do; la Historia más verídica y auténtica que se ha escrito. Y en ella leo con sorpresa: cHagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza... ~ ¿Quién habla así? Las tres personas de la Santísima Trinidad, Dios. Sí, Dios creador del universo, de la opulencia de maravillas y misterios que aun el hombre no ha entendido. Y ese Dios crea a su imagen, es decir, como retrato suyo un ser dotado de cuerpo y espíritu inmortal y ~terno, con alma que realizará maravillas, modificando sor· prendentemente las cosas creadas por Dios. Luego ese hom-· bre es imagen de Dios; ese, ese m_ismo a quien tú tienes como enemigo.,. Dime, querido oyente mío, dime cristiano,. te voy a preguntar con franqueza: ¿Te atreverías a arrojar al suelo un Crucifijo? ¿Lo pisotearías? ¿Lo escupirías? ¡No! No lo harás. Respetarás un Crucifijo, aunque te inviten a despreciarlo. Pues con más razón debes respetar a ese hom– bre. Porque un Crucifijo es · imagen de Dios, pero es de ma– dera, es muerto, inerte. Pero ese hombre es imagen viva de Dios, es viviente y dará gloria a Dios.