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74 El /lilisionero práctico ¡Calma!. .. señ·ores, ¡calma!. .. V<>y a ser muy imparcial. Si el disimular una injuria o -:renunciar a la venganza es contra la razón,, si es eobardía, si es una deshonra, yo os autorizo para que toméis venganza en la forma que os convenga. Pero si yo logro demostraros ·claramente, que el acto de renunciar a la venganza (fijaos bien que no pido que renuncieis a una satisfacción que se os deba por una injusticia sufrida) sino el renunciar a la ven– ganza es muy puesto en razón, muy conforme a ·la dignidad ·hu_mana; que no es una cobardía, sino un acto de valor, que no es deshonra, sino algo que nos honra muchísimo; y sobre todo ello os presento un hombre el más augusto, el más no– ble, el más comprensivo de los hombres que han existido, que :perdonó a sus asesinos ganando para ellos un galardóy¡ infi– nito que los asesinos hubieran poseído si hubieran querido recogerlo, no tendremos más remedio vosotros y yo, (si, yo también) que caer de rodillas clamando, Señor, perdono. Y antes de salir de este templo tendremos que arrojar el ve– neno del odio que quizá emponzoña nuestro corazón y nues– tra alma. ¿ Seré yo hoy uno de los oradores sagrados víctimas de un fracaso'! Temiéndolo así, he exclamado esta· mañana ante el Señor a la hora y momento más solemne de la santa Misa: «; Señor, temo una humillación de mi amor propio; decidida– mente abandono el tema y no perderé el tiempo>. Pero me ha parecido que de la Hostia santa brotaba esta voz: «Clama, ne cesses; exalta vocem tuam (Isaías, 58, 1). Clama sin te– mor; levanta tu voz. Mira cuánto me han cosfado estas al– mas. Yo pondré mis palabras en tus labios Ego dedi verba mea in ore tuo• (J erem. I, 9). No seré, pues, yo el que os hablará.. Será Jesucristo que •está interesadísimo por la salvación de vuestras almas. ¡Dulce Pastor Divino y Padre nuestro queridísimo... ! Ha– bla. dejándonos oir aquellos acentos tiernísimos que conmo-

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