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El Misionero práctico 73 macwn que hizo estremecer a sus apóstoles: olbunt hi in supplicium aeternum. Irán esos a un suplicio eterno>. ·i Y lo· :repite •con el corazón contristado!. .. ¡Queridos hermanos míos! Os ruego que tengáis preser{ies. estas declaraciones. Existe, pues, y está en vigor aquel precepto de que dijo Jesucristo que es básico y fundamental en el Cristianismo:. Hoc est praeceptum meum ut diligatis invicem sicut dilexi vos.. Este es mi pre~epto etc. (Joan, XV, 12). Si se cumpliera, el mundo sería una mansión de paz y de felicidad. Pero nues– tras concupiscencias malogran la excelente voluntad del di. 'vino Legislador. Y se nos presenta con frecuencia una ocasión en que el cumplimiento de tan saludable y humanitario precepto parece que s~pera a las fuerzas humanas. La ocasión es cuando ha. restallado sobre nosotros el látigo de una injuria, de una ca– lumnia, de un fraude... y cuando se cierne sobre nuestro ser una negra tempestad de odio promovida por uno o varios· seres ruines, cobardes, repugnantes, que no merecen un lugar entre los seres humanos, ni la tierra que pisan, ni el sol que les alumbra. Sí. Entonces exclamamos con ira incontenible: cYo no doy mi mano a ese ser degenerado. No merece una mirada mía de benevolencia. Nunca descenderé hasta esa bajeza que man– cha mi dignidad. Si desciendo, aumentará su cinismo, su per– fidia, su audacia. Yo debo conservar"mi dignidad. Estoy obli– gado a conservarla. Tengo derecho a ello». Si nos dicen que despreciemos la actitud de esos seres pe– queños que quieren injuriarnos y la soberbia de esos micro– bio•. nos revolvemos como perro herido por una lanza y re– plicamos: <<¡No! No puede ser. Quiero demostrar a ese audaz que yo soy yo, que cuento con medios para conservar 'IIi puesto, que a mi no me pisotea nadie impunemente... ¡¡Per– donarle!!,.. ¿Cómo? ... Eso es contra la razón. Es cobardía. Es una deshonra.. . >

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