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El Misionero práctico 53 10. Se entona un cántico alusivo a las excelencias de la cruz, y se organiza la procesión al lugar en que ésta se ha de erigir si es fuera del pueblo. La cruz será llevada en hombros de tres mozos y escoltada por los demás jóvenes en dos filas. Si no es muy pesada, la lleva uno de los Misioneros. Si se trata de un país en que hay peligro de profanaciones, la cruz se coloca en el atrio del templo. 11. Colocada la cruz y antes de asegurada, el Mi– sionero dirige una alocución vibrante, explicando las glorias y las excelencias de la cruz y la devoción que debe profesarla el Cristiano. Y luego advierte las In- · dulgencias que se gana orando ante la Cruz. Alude al excelente comportamiento de las autoridades y pueblo elogiando al Clero y exhorta a todos ·a continuar el ca– mino de paz, de unión y fervor cristiano. 12. El público, después de una breve oración diri– gida por el Misionero desfila ante el Sagrado signo de la Redención, adorándole devotamente mientras se re– pite el canto alusivo a sus glorias. Y se termina el acto sin más y sin regresar al templo. -XXII- UNA OBSERVACION Algunos misioneros inspirados por el ardor de su celo, suelen echar mano de un medio especial, que creen buena garantía de perseverancia. Redactan en amplio pliego unas Promesas de abstenerse de ciertos peligros o actos que puedan dar escándalo e. g. el bai– le, la blasfemk.. la inmodestia, etc. Exhortan a los fie– les, singularmente a la gente joven, a estampar su fir· ma. Y depositan el pliego en la Sacristía.

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