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El Misionero práctico 29 {:On amor, .con ternura. El Venerable Padre Esteban de Adoain, según oí– mos referir a sus compañeros, tornaba el Crucifijo más de una vez durante el sermón; lo levantaba en alto; le interrogaba y dialogaba con él como si viera a Jesu– cristo vivo en la cruz; lo alargaba hacia el público, y quería qUe dialogasen todos con él. Luego lo estrecha– ba contra el pecho, lo besaba, lo regaba con sus lágri– mas..... Y ya el auditorio no .Podía resistir y prorrumpía en llanto. El Crucifijo ha dado éxitos insospechados y sor– prendentes, incluso eón reos de muerte obstinados. -5- EL SERMON DEL PERDON No es absolutamente imprescindible un sermón en– tero ·acerca del perdón de las injurias y amor de los enemigos. Pero no podemos negar su conveniencia, ya que se trata del precepto fundamental del Cristianismo. Y a a la vista tenemos la plaga de rencores y divisiones que corroen los corazones, las familias y los pueblos en pro– porciones aterradoras. Al declamar sobre este importante tema, se incu– rre a veces en grave error. Se p~etende imponer obli– gaciones que no exige la sana Moral. El perdón INTERNO obliga desde el momento en que ha sido ir.ferida la injuria. El perdón EXTERNO es más sencillo de lo que suele predicarse: Bastan las se– ñales COMUNES de benevolencia, las cuales no obli– gan en el momento de recibida la ofensa, ni significan retorno a la antigua familiaridad.

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