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El Misionero práctico 27 ·cuencia. El entendimiento, la voluntad; la imaginación, la sensibilidad del orador deben vibrar intensamente con todas sus nobles pasiones y sentimientos para hacer vibrar a su vez las facultades de los oyentes y apode– rarse de todo su ser. Trátase de arrebatar la presa. al ·enamigo del género humano. El sermón ha de ser de . gran íuerza patética. Los apóstrofes al mónstruo del pe– cado, al vicio, al demonio. al infierno: pueden ser rayos de indignación; pero debe predominar .la unción evan· gélica..Los afectos de compunción no se reservan sólo para . el final; deben sazonar el discurso en momentos oportunos y correr por todo él ·como la savia por el ár– bol. Mas no se olvide la ley de la variedad porque co· mo observan los Preceptistas, la misma sublimidad cansa si se prolonga en demasía. 17. Todo el sermón debe producirse no como un canto que se entona para que escuche el que quiera, sino como un diálogo que interesa a cada uno de los oyentes y en que se establece intercambio de impr~ sienes. · TEMAS DE LOS SERMONES •Los Novísimos y otras verdades semejantes de– ben formar la materia ordinaria de la predicación• . (León XIII, Carta-Circular a los Obispos y Regulares, 31 Julio 1894). 1. 0 Salvación del alma. 2. 0 Pecado mortal. 3. 0 Muer– te. 4. 0 Juicio. 5. 0 Infierno. 6. 0 Perdón de los enemigos. ·7. 0 Pronta conversión. 8. 0 Misericordia de Dios. 9. 0 Per- cBeverancia en el bien. . Si la Misión ha de durar más días, pueden inlerca-

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