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1 16 ·El Misionero práctico oratoria Eerá VELUT OES SONANS AUT CYMBALUM TINNIENS. U Cor. XIII. 1). Ni confundamos la manifes– tación clamorosa con el verdadero fruto espiritual. El aplauso y plácemes al orador no siempre van en con– sonancia con la compunción de los espíritus. En esto, no en aquello, debemos cifrar el éxito de la Misión: Non clamor populi, sed gemitus suscitetur....• (Carta– Circular de la .Sda. Congregación de Obispo~y Regu– lares emanada por orden del Papa León XIII, 31 Ju– lio, 1894). 14. Ni siquiera el último día admitan convidados a la comida, y mucho menos a personas que ejerzan -cargos públicos e. g. alcalde, concejales etc. El pueblo creerá que el banquete se celebra con fondos del Ayun– tamiento. 15. $i algún seglar se presta a sufragar los gastos .Qe la .Misión, se admitirá su rasgo de piedad, con tal de que no se entrometa a organizar los actos, ni a acom– pañar a los Misioneros, a fin de que no crean los fieles que los Predicadores dicen lo que les dicta la persona bienhechora. Si el bienhechor no es universalmente es– timado en el pueblo o esté en desacuerdo con el cura. no convendrá que los Misioneros se alojen en su casa. 16. Por ningún concepto admita el Misionero vi– sitas de ninguna mujer en su aposento. Así lo aconseja San Leonardo de Porto-Mauricio (SERMONS POUR LE MISSION, T. l. MAXIMES, p. 3 sig.). Con ello evitará sospechas malignas y disgustos. Las consultas y visitas ·se tendrán en el recibidor de la casa. 17. Si se ofreciese tener que recomendar a per– sonas pobr(?S u obras de piedad, no lo hagan sin licen– cia del Ordinario del lugar o del Párroco. Y hecha la colecta por otros, no se encarguen de recibirla o dis– tribuirla. ni permitan que en su nombre lo hagan otras

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