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12 El Misionero práctico ner formado recto criterio y conocer el corazón huma– no. Hay que conocer el sujeto de la ley; no basta co– nocer la ley. 4. No debe ser de complexión débil. La labor de una misión es muy dura y exige esfuerzo físico. S. No predique Misión en un pueblo el Sacerdote que tiene allí varios parientes o muchas amistad~. Se– rá considerado como igual y quizá será den01ninado con desprecio FILIUS FABRI. 6. No debe ser de carácter violento, intemperante. Representa a Jesucristo, que es Rex Pacíficus. 7. Debe poseer temperamento adaptablt~. flexible; porque ha de predicar a pueblos de diversa categoría e índole. de divers¡¡ ideología religiosa; a niños, &dul– tos, mujeres, hombres, ignorantes y cultos. 8. Debe ser hombre de oración y de mucha vu– tud (Encíclica HUMANI GENERIS REDEMPJ. Bene– dicto XV). Si no es muy ejemplar, incurrirá en la con– minación del Apóstol San Pablo: cln qua judicas alte– rum teipsum condemnas•. (Rom. II, 1). 9. Debe conocer las reglas de la urbanidad y buen trato, como aconseja el Concilio .de Trente. · Mo– destia et urbanitate sese comendare» añade nuestro Reverendísimo Padre Andermatt.-(Loc, cit). lO. Proceda en todo, movido por el celo de la Sdl– vac:ión de las almas; pero no confunda el celo con el AMOR PROPIO. La Misión no es cuestión de amor pro– pio, sino asunto de Dios. Cuando el amor propio tÓma por pretexto el bien espiritual. envenena las cosas más santas, como aconteció con los fariseos. 11. No acometa la empresa de predicar Misiones quien no tenga bien compuestos los sermones según las reglas de la oratoria y estudiadas las materias que

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