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El Misionero práctico 11 Se dirá que ciertas prácticas externas son la corteza ·nada más. Cierto. Pero la fruta sin corteza no llegará a sazón. Si se ha de omitir el ceremonial que presta a la Misión su carácter específico, no se la designe con ese nombre; llámesela Ejercicios Espirituales o como se quiera. Lo que se ha dado en llamar Novena-Misión no existe. O es Novenario o es Misión. - · I 1 I- EL MISIONERO l. De,be atender a su personal preparación, sa– biendo que la predicación de Misiones es ministerio divino por su origen, por las materias que trata y por la finalidad a que se dirige. Estudie las asignaturas eclesiásticas en las que aprenderá QUID DICENDUM. Y la Oratoria Sagrada, pa– ra saber QUOMODO DICENDUM- 2. Debe saber la legislación de la Iglesia en orden a b predicación: Concilio de Trento Sess. V. c. 2; Cá– nones 1337 á 1351; Encíclica de Benedicto XV de 15 de Junio, 1917; Normas de la Sada. Congregación Con– sistorial 28 de Junio 1917 (1); Carta Circular del Reve– rei!dÍsimo Padre B. de Andermatt, 8 Dic. 1894 (2).– Constituciones de los FF. MM. Capuchinos. Números 196 al 211 inclusive. 3. El Predicador de Misiones no conviene que sea :muy joven. En días de Misión los fieles consultan ca– sos muy graves, para cuya solución es necesario te- (1) Acta Ap. Sedis. Vol. IX, p. 305-317. (2) Analecta Ord. Vol. XI, páq. 10 sig,

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