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El Misionero práctico 123 tuitamente. Nada de despotismos. Peca el que la tiraniza o la hace sufrir. Nada.de celos egoístas. No es el marido fiscal o juez o verdugo de su mujer. La primera mujer fué creada del costado de Adán. No fué creada del pie de nuestro primer padre. Esto explica la condición de la mujer en el hogar: Compaiiera y no esclava. Vida de hogar y familia. No tiene derecho a vivir fuera de casa buscando amigos o amigas para divertirse. Trabajar para mantener la familia y aten– der a su progreso. Obligación gravísima de recibir los hijos que Dios le da. Las trampas contra esta obligación son como un sacrilegio. Van contra el fin esencial del santo Sacramento · del matrimonio, que es criar hijos para el cielo. Educación .de los hijos. Ha de ser muy cristiana. Darles, para ello, buen ejemplo. Corregirles con dulzura paterna. Reprenderles si no basta la corrección. Premiarles su buen comportamiento. Co · mo último recurso, castigarles; pero les debe hacer entender que el castigo no es venganza o amor propio, sino, medio -de educación con que se intenta su bien. No desautorizar a la madre cuando reprende a sus hijos. No olvidar que el porvenir de los pueblos duerme en las cunas. CONFERENCIA A LAS SE1WRAS CASADAS No debéi~ olvidar que la familia es de institución divina. Todo lo que sea atentar contra la familia es injusto. Dios que la instituyó quiso dignificarla, formando parte de una familia: Jesús, María y José. No debéis desalentaros pen– sando que no podéis aspirar a la perfección. Muchas que fueron casadas, están hoy recibiendo el honor de los altares. Cumplid vuestros deberes que son graves y sagrados. De– -beres para con vuestro esposo: Respetarlo. Atenderle y ser– virle. Amarle. Procurad portaros de modo que él encuentre su ·felicidad en el hogar. Tratadlo siempre afablemente. No ·seais desdeñosas, displicentes. No poner cara de tempestad. No reprenderle asperamente. Porque con este _comportamiento

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