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118 El Misionero práctico do de matrimonio. Suele ocurrir que a priori todos se creen llamados al matrimonio. Es difícil el acierto. Y aunque se acierte en el estado, es difícil acertar con la persona más conveniente o con la Orden más adecuada al individuo. ¿Vais al matrimonio? Despacio, cautela, previsión. Antes que te cases mira lo que haces. En asuntos graves no dejarse guiar por una corazonada, ni por un capricho, ni por interés ma– t erial. Consultar con Dios. No se resuelve eso en un baile, en una reunión, en una pastelería. No resultan los matrimonios que se hacen con miras económicos solamente. ¿ r;le quieres, talega? ¡Te quiero costal! Consultar con sus padres. La inde– pendencia en esto se paga cara. Cierta joven, en una villa de Navarra, se casó con un muchacho porque él sabía tocar muy bien la guitarra. Los elogios que ella le tributaba, le cautivaron. Ya se casaron contra el par ecer de la familia de ella. Pero a los dos meses de casados, ya no tocaba la gui– tarra, porque un día la rompió en la cabeza de ella. i Cuántos matrimonios desdichados, contraídos por irreflexión y por capricho! Edad competente. No conviene mucha diferencia de años. Ni de intereses, porque el que aportó más, desprecia al que no apor tó sino muy poco o nada. No prolongar dema– siado las relaciones. CUARTA CONFERENCIA. GUARDAR SIEMPRE EL DECORO PERSONAL Es decir: no entregar nuestro ser a la tiranía de las pa– siones. ALMA hecha a imagen y semejanza de Dios, retrato vivo de Dios.... CUERPO, un don de Dios, del que somos de– positarios, no propietarios. Dios se reserva la propiedad de él. Lo santificó ungiéndolo y derramando sobre él las aguas bautismales. Lo santifica muchas veces sobre todo con la pre– sencia real de J esucristo. Un día el cuerpo se hallará en el Cielo, al nivel de los ángeles. Nada hagamos indigno de él.
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