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' 100 El Misionero práctico 3.• INGRATITUD DEL BLASFEMO Pero ¿de que extraño artüicio se vale para lanzar hasta Dios tal inmundicia'/ Su instrumento impelente es·la lengua. ¿Os causa admiración? Pues yo os digo que ello 'es así y que constituye una circunstancia agravante que au.menta su responsabilidad.. . ¿ Qué es la lengua? Es un organismo ma– ravilloso q~e nos fué dado por Dios como un don soberano para nue·stra utilidad. El hombre sin lengua no podría usar del don de la palabra. No tendría medio de comunicar a sus semejantes los sentimientos y fenómenos de su espíritu. No podría satisfacer gran part~ de las necesidades Perentorias de la vida. Düícilmente podria vivir en sociedad. El hombre con el don de la palabra ha producido sorprendentes maravi– llas. ¡Don sublime, símbolo ·y cifra de la grande.za y ·superio– tidad humanas! Con ayuda de este instrumento victorioso extiende el hombre su poder sobre la naturaleza. Con el don . de la palabra gobierna al mundo. ¡Cuánto le deben la civi· . liz8.ción, las ciencias, las artes, las familias, las naciones!... Pero tan portentoso don nos fué concedido también por el Creador para que podamos rendirle el homenaje y tributo de nuestras alabanzas. El primer movimiento de la lengua de nuestros primeros padres fué para pronunciar un poema de gratitud a su Creador. Los hebreos, al romper las cade– nas de su cautiverio en Egipto, entonaron himnos de regocijo en honor de Jehová, mientras contemplaban a sus persegui– dores hundidos en el cauce del mar rojo. David hizo oir sus acentos en ciento cincuenta salmos maravillosos, que aun son repetidos por la Iglesia. De la l.engua se valieron los tres niños del horno de Babilonia para cantar, agradecidos y en– tusiastas, el Benedieite de acción de gracias. ·De la lengua se valieron los Apóstoles para propagar el Cristianismo. Die– ciocho millones de mártires usaron de este don sorprendente para confesar su fe en medio de los tormentos...

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