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9 _2 _ _____ V..:.id..:.a::___d..:..e San Fidel - --- · de la desgracia, había cierta cantidad exten · dida por el suelo. Unos minutos más y volaría todo hecho añicos. Ante el inminente peligro, los soldados emprendieron la fuga. •Gran Dios, exclamó el general levantando los ojos y las manos al Cielo; si el P . Fidel es verdade– ramente un Santo, os suplico por sus méritos que snlveis el fuerte! iSalvadnos! » 'Se levantó al instante un viento contrario que alejó las llamas en dirección opuesta. Obedeciendo las órdenes de Alwig, vuelven los soldados y entran en el fuerte, siendo tes· tigos de un estupendo milagro: en medio de la pólvora extendida por el suelo encontraron carbones todavía encendidos sin haberla infla· mado. Entonaron todos un canto de amor y gratitud al glorioso Mártir. El Conde Alwig no se daba gran prisa pa· ra separarse de aquel riquísimo tesoro y fue– ron necesarios varios avisos y apariciones del Santo para decidir la traslación de su cuerpo, que se llevó a cabo en los días 4 y 5 de No– viembre de 1622. Cuentan los historiadores que jamás pre– senciaron los montañeses de Suiza una solem– nidad tan grande. El general de S. M. l. colo– có el cuerpo del Santo en un carro cubierto de los más ricos tapices y arrastrado por sus me- -------- ---------------------------

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