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90 Vida de San Fidel herida en el pié izquierdo, la piel separada y rasgada, al lado derecho de la cabeza dos grandes aberturas; en el lado izquierdo del há– bito veinlidos agujeros hechos con las armas. •¡Qué crueles habeis sido con este buen Pa– dre! dijo Fr. Meinrad a dos herej<Os presentes a la ceremonia. Ambos protestaron de la cru– eldad de sus correligionarios. · Tomaron los religiosos la cabeza y la ma– no izquierda que estaban separados del cuer– po, alg unos trozos del hábito, la cuerda, las sandalias, una cruz española que llevaba si em– pre al pecho, el Agnus Dei y la Regla que encontraron sobre el cuerpo del Santo. Cerra– do el sepulcro, volvieron a Feldl<irch y d~po­ sitaron aquellas venerandas reliquias en su convento. El P . Provincial decidió trasladar el pre– cioso cuerpo. Reclamaba el Obispo de Coira para su Catedral el cuerpo entero del Santo sin exceptuar las reliquias que guardaba el convento de Feldkirch. Los religiosos por su parte reivindicaban el derecho de poseer todo el cuerpo de su hermano. Exento como ellos de la jurisdicción del Obispo, había sido de ellos en vida , y de ellos debía ser después de muerto. Prevaleció la razón del más fuerte, si bien con una transacción. Los Capuchinos de

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