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Vida de San Fidel cos y protestantes afirmaron que uno de los religiosos era el P. Fidel. Lleno de confianza el Archiduque reunió un numeroso ejército que puso al mando del Conde Alwig de Sulz. Este jefe llevó consigo a dos Capuchinos, al P. Alejo, sucesor del Pa– dre Fidel y al P. David, en calidad de Cape– llanes, quienes bendijeron al ejército ant es de entrar en combate. Al iniciarse la refriega apa– reció entre los dos Capellanes que marchaban a la cabeza del ejército, un tercer Capuchino armado de espada y con el rostro airado. Re– conocido fué por los enemigos; era el P. fid el. Elevóse por los aires haci endo frente a los he· rejes y amenazándoles con sn espada. Sobre– cogidos de terror, diéronse a la fuga. Rodolfo de Satis, general del ejército enemigo, excla– mó: •Ved ahí el fraile que hemos matado. El es quien combate contra nosotros. Ahora su– frimos el castigo de nuestra crueldad ' El Conde Awig corría de victoria en vic– toria; atravesó el Baltasna y el Scaletta, y después de algunos gloriosos combates, llegó a Dischmathale el 3 de Septiembre. Confiados los austriacos y no sospechando 1 ninguna resistencia de parte de los habitantes del Pratigau, se desparramaron en busca del botín. Pronto circuló una nueva siniestra. Los - ------ ------------ - -·-·---- ..

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