BCCCAP00000000000000000000234

--- ------ 84 Vida de San Fidel del, tuvo otro conocimiento análogo. Estando en su habitación, «entraron, dice, dos Capu– chinos envueltos en una claridad maravillosa. Uno era el P. Fidel; lo reconocf perfectamen– te. Levantarme y correr a su encuentro fué co– sa de un segundo. Me incliné para besar el borde de su hábito, según costumbre; más él se re! iró, sin decir palabra; pregunté ami ami– go la causa de este silencio y desaparecieron los dos Capuchinos sin responderme. «El Pa– dre Fidel ha sido asesinado por los herejes, » dije déspu és, convencido, amis religiosos. El correo trajo a poco la noticia de su martirio.• En la misma hora en que expiraba el Santo en Se!jana:;, vióle un religio:;o de gran virtud subir al Cielo ve:;tido de ptírpura y resplande– ciente como el ~o!. En la noche que :;iguió a su martirio, apareció:;e a otro religioso, con el mismo hábi to que llevaba en el momento de morir. Poco después de su martirio, volvieron los grisones a tomar las armas y saquearon algu – nos pueblos sometido~ al Austria. Lo:; habitan– tes de Feldkirch temblaban ante la idea de una invasión de su ciudad. E:;tando Fr. ·Meinrad orando delante de un crucifijo por la suerte de la ci udad y del convento, apareciósele el San– to radiante de luz: •No temais la revolución

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz