BCCCAP00000000000000000000234

78 Vida de San Fidel en Grüsch una comisión de protestantes de Seewis invitándole a predicar al día siguiente en su pueblo. A esta invitación añadieron aquellos hipócritas: •Estamos pesarosos del escándalo que promovimos durante uno de vuestros sermones, y juramos que en adelante tendremos calma y os seremos obedientes. » Fidel, que comprendía todo el valor t.le estas afirmaciones, dijo a su compañero: «No espe– ro cosa buena de los habitantes de Seewis: su lenguaje no es sincero: iré, no obstante, para cumplir hasta el fin los deberes de mi ministe– rio. » Llegó la mañana del 24. El P. Fidel se confesó de madrugada con el P. Juan , y envió al príncipe-abad de Saint-Gall una carta de despedida en la que hablaba claramente de su próxima muerte. Celebró la santa misa con una devoción tal, que edificó sobre manera a todos los circunstantes. Después de la acción de gracias, subió al púlpito y habló a los sol– ·dados sobre la blasfemia. De repente se para, faltábale la palabra, palidece su rostro, per– manece su cuerpo inmóvil como en éxtasis, Poco a poco fué volviendo en sí, pudiendo acabar el sermón con una elocuencia arreba– tadora. ¿Qué es lo que pasó en su alma? Pro– bablemente habíale· dado Dios a entender el

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz