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74 Vida de San Fidel ----------------- ------------ otras similares, los protestantes considéranse como víctimas. Mentira completa y atrevida es la acusación que se lanza contra la intole– rancia de S. Fidel. Si alguna falta tiene nues– tro Santo, es la excesiva blandura con que trató a sus enemigos. Veamos de qué lado es– tán los lobos y de cual los corderos. El cargo más grave formulado contra el Prefecto Apostólico es haber exigido la expul– sión de los predicantes y prohibido el culto herético. Para justificar estas medidas y to· das las otras de la Orden basta recordar al¡ru· nos principios elementales de derecho natural. Todo gobierno tiene el derecho y el deber de amparar, en la medida que le sea posible, las buer.as costumbres, de reprimir el bandi· daje, de defenderse contra sus injustos agre– sores, cualesquiera que estos sean: derecho y deber cuyo libre ejercicio requiere la fuerza, cuando los demás medios son insuficientes. Todo gobierno cristiano tiene el derecho y el debtor de protejer la religión de Jesucristo: para esto, antes que para todo, ha recibido la espada de la justicia: tiene pues, el derecho y el deber de servirse de ella para oponerse, aun con la fuerza, a la invasión violenta de la h~rejla . Ahora bien, la Reforma entrañaba la corrupción de Ja¡¡ costumbres y las revolu-

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