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- ---·------ ----------- 70 Vida de San Fidel taban aun una sumisión hipócrita a la milicia austriaca, mientras que preparaban en secreto las armas necesarias para la guerra. Todo lo tenía previsto y anunciado el P. Fidel. <Lle– gará un momento en que las gentes del Prati– gau caerán sobre nosotros con garrotes, nos apalearán y henderán con sus espadas nues– tras cabezas.>> Los soldados austriacos no die– ron importancia a estas palabras del misione– ro. «¡Andad con tiento! decía a aquellas vícti– mas del error. Si echáis al archiduq:1e por una frontera, volverá a entrar por otra, llevándolo todo a sangre y fuego .» La revolución arrojó de repente la másca– ra y ya no se recataban de lanzar insultos públicamente al clero y a los soldados austria– cos. El Prefecto Apostólico asistió con el ca– pitán de Colonna a una asamblea popular en Seewis. El apóstol aprovechó la ocasión para hablar a los paisanos de la fe, exhortándoles a volver «a esta fe, única verdadera, que ha– bla sido la fe de sus padres.» Un estrépito in– fernal de gritos, silbidos y aullidos impidió al Santo continuar su discurso. Reunidos en Grüsch en casa del barón de Fels, este, el gobernador y el P. Fidel, acor– daron publicar inmediatamente y hacer cum– plir la Orden disciplinaria. Convocado al efec-

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