BCCCAP00000000000000000000234

68 _____Vida de San Fidel vez más. Arrodillado ante el altar de la Sanlí– sima Virgen, sus ojos no podian arrancarse de la imagen de su madre tan tiernamente amada; hirió el pecho con profundc.s suspiros, besó el suelo de la capilla, saludó a María y se alejó. Su querido compañero Fr. Sinesio no le dejaba ya un momento, semimuerto de pena ante la idea de perder un Padre tan bueno y tan santo. «¡Que Di0s te guarde, hijo mio! dí– jole el P. Fidt>l: esta es la última vez que me ves en este estado.» Y a su hijo espiritual Fr. Meinrad: • ¡Adiós !Ya no volveré más de la Recia. Va a estallar pronto la insunección en estas anmarc.as y yo seré asesinado." Estre– ch:\banle tntre sus brazos los reli~iosos, mu– dos de dolor y deshechos en llan-to. Este es– pectáculo partía el corazón: El Padre, arran– cándose de los brazos de sus hermanos, a quienes amaba con nn amor paternal, salió del convento en dirección a la puerta de Coira. Los habitantes de Feldkirch en masa seguían– le con los ojos y quedaban pasmados ante la alegría extraordinaria que se reflejaba en el rostro del Padre de su patria. En todas es– tas afmas, al lado de un amargo dolor. vibraba la emoción de un presen timiento sublime. Veían que este h.éroe caminaba hacia la más brillante de las vict'(¡rias, aquella victoria que

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz