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----------------------------------- de Sigmaring~a ______ 67 El día en que el P. Fidel debía dejar para siempre su querido pueblo de Feldkirch estaba próximo. Fácil es adivinar en qué aprietos se vió su corazón. Sabía por revelación que esta era la última vez que veía su querido Feld– kirch, la última oración que elevaba al cielo desde la capilla de su convento, la última con-. versación con sus hermanos. Cien veces había hablado de su fin sangriento, como de un he– cho que no admitía duda. En Feldkirch y en sus alrededores no se hablaba de otra cosa– que de la muerte próxima del P . Fidel. La úl· tima vez que predicó en la parroquia dió el último adiós a los fieles . La víspera de su par– tida, 13 de Abril, presentóse en la Casa de la Villa, y después de recordar a los magistrados sus deberes, les dió su última despedida, no pudiendo contestar aquellos sino con lágrimas. Al día siguiente, día de su partida, tras· portado de un ardor seráfico, abrasado en ese fuego divino que hizo a los apóstoles intrépi· dos ante los peligros y crueles suplicios, ex– playó su corazón delante de Dios en mil fór· mulas de amor: después, prosternado ante el tabernáculo, con el rostro inflamado, encoinen· dó al Redentor su misión, y se ofreció en sa– crificio de expiación por los pecados de los pueblos, cuya conversión iba a intentar una - ------------- - ------- ----