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--------------- 60 Vida de San Fidel ta, que se arrojan sobre el médico que viene a curarlos, éstos salvajes maquinaban la muerte del misionero que les traía la salud.> (Bene· dicto XIV.) Algunos asesinos comprados por ellos apu· ñalaron en Clus al gentil hombre Antonio de Gugellberg cuando iba en busca del P. Fidel para abjurar la herejía. En uno de sus bolsi· llos fué hallada una carta de un amigo suyo de la Valtelina, en la que le decía: «Andad con tiento, y que se cuiden también el P. Fidel y demás capuchinos, porque se ha tramadü con– tra ellos una sangrienta conjuracifm.> Tal era la bondad evangélica de aquellos pastores protestantes. El Santo veía con claridad meridiana las se– ñales precursoras de la tempestad inminente. En todos sus discursos y cartas de este tiem– po vése el anuncio del fin próximo y sangrien– to que le esperaba: dolorosa profecía que iba acentuándose más de dla en día Contin~tó , no obstante, su obra con más valor y heroísmo. Registraba las bibliotecas de los predicantes ambulantes, destruía los libros malos, trabaja· ba por introducir el calendario gregoriano. co– rregido algunos años antes, visitaba con fre– cuencia las iglesias de su territorio, y procu· raba las mejoras necesarias o convenientes de 1·
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