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CAPITULO XV En el Pratigau ~acía poco que el Pratigau había renun· ~{ciado a la fé católica. (1608.) La primera población que encontró el P. fidel fué Seewis. Había luchado largo tiempo contra los emba– tes de la herejía, pero su porfiada y laudable resistencia vino a trasformarse en una incom· prensible rabia herética. El héroe tomó pose– sión del terreno, celebrando en el silencio de la noche el augusto sacrificio de la misa. Parecfa salir del Cruciftjo esta divina súplica: •Almas! almas! dame estas almas por las cuales he muerto en la cruz.» Las almas! el valiente após– tol va a lanzarse a su conquista con los com– pañeros de su heroísmo. Las primeras luchas que hubo de sostener le vinieron de los predicadores de la herejía. Uno de éstos declaró después de su conver-

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