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.. ----·- ·-· ·· ------- -------------- -¡ ______ ------ ---- ~e Sigmaringa 39 jefes protestantes conspiraban a cara descu– bierta contra el imperio de Austria. Para ellos el emperador era culpable de defender la relig ión católica, y tenían jurado sacudir el yugo de su autoridad por cualquier medio que fuese. En todas parl es veíase fermentar la se– dición, y el pueblo excitado sobremanera, cla· maba por una guerra inminente. El archoduque Leopoldo de Austria, queriendo conjurar el peligro, refonó 1 as guarniciones del Voral– berg, y principalmente la de Feldkirch, su ca– pital, donde acantonó buen número de batHilo– nes 5upernumerarios. El P. Fidel fué nombra· do capellán de Jos mismos. Nadie más indica· do que él para este ministerio: el conocimien· to de las lenguas extranjeras, su poder sobre Jos corazones y su probada virtud parecfan designarle para este oficio. Para apreciar mejor la influencia que ejer· ció en el ejército, bueno será recordar que es– tos soldados reclutados acá y acullá, fueron modelos de dulzura, de sumisión y de mo· ralidad. Pronto se ganó la confianza de todos. Comprendió que el soldado necesita de un amigo que se interese por él con verdadera abnegación, y esto cabalmente es Jo que prac· ticó con todos. Cuando habla que reprender 1lguna falta. no se detenfa ante Jos galones. Si era oficial o jefe el que faltaba a su deber,

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