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---------~~~ig~_a_ri_n"-g_a _ _____ 3_3 firmeza necesana para mantener en vigor la disciplina regular, cortando todo abuso con paternal severidad. Nunca se hartaba de dar gracias a Dios por el beneficio de la vocación religiosa. •Una pena tengo, dec!a, y es haber ~ntrado tan tarde en la Orden.• Si estimaba la vida r~ligiosa en su justo valor, sabía también practicar sus virtudes. Era pobre, a imitación del Seráfico Padre. Mientras fué superior, excluyó de su convento toda provisión superflua, y a veces negábase a sí mismo lo necesario. Esto no obstante, ve– laba con sumo cuidado para que nada faltara a sus hermanos, sobre todo a los enfermos. De la pobreza nace naturalmente la verda– dera humildad, y S. Fidel lo probó en sí mis– mo, llegando a la perfección de esta virtud. El célebre abogado de otros tiempos, doctor en filosofía y en ambos derechos, consejero de los príncipes, vivía entre sus hermanos, como si fuera el ültimo de ellos: trabajaba en el cul– tivo de la huerta, lavaba la vajilla, barría el convento, etc. Conservó limpísima la pureza de su cora– zón. •Jamás noté en él la falta más ligera con– tra la pureza de su corazón• ha escrito su Pro– vincial , el P. Matías de Reichenan; y uno de sus amigos dice: <Su pudor era tan grande, que no oodía evit11r el s0~ro_i0 c1dn vez qne ::e

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