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- - - - - --- ---- -------¡ de Sigmaringa 29 CAPITULO V 11 El predicador ~- l ié!t.. L Padre Fidel, excelente abogado en otro ~ tiempo, aprendió en la soledad a ser un excelente predicador. Era alto de estatura, su frente despejada, regular la barba y el cabe– llo rubio oscuro. Su mirada, aunque viva, te– nía una dulzura naiural que cau!ivaba al oyen– te y dejaba en su alma una impresión imborra– ble. S u voz era vibrante. A la prudenóa, al saber, a un conocimien– to perfecto de los hombres, añadfa una noción muy elevada de la dignidad del predicador. Lleuo de desconfianza en sí mismo, imploraba con ardor el auxilio de lo alto, y pasaba una hora ante el sagrario antes de predicar. Cada día purificaba 6U alma en el Sacramento de la penitencia . Mas, no se crea que esta era la tiníca preparación de sus sermones. En aquellos que -se conservan , los pensamientos profundos, las numerosas citas de la S. Escritura y de los SS. Padres, la armonía de las ideas y la ma- .... ------------- -- -------- - ----- - --

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