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XII.-No seguí mi;lvocación... 93 oposición tenaz de sus padres.. . o por otra causa cualquiera. · O tal vez da el primer paso .y se encierra en un monasterio; pero se ve obligada a abandonar– lo, por no poder soportar las austeridades de la vida monacal. Otra joven siente una vocación decidida al rna– kirnonio; pero el matrimonio se aleja siempre de ella: porque entre Jos beneficios que tiene que agradecer a Dios, no están ni la belleza física, ni la bondad de carácter, ni la posición económica, que cuando es desahogada, Jo facilita todo, corno lo demuestra la experiencia. Y así ve pasar tris– temente los mejores años de su vida. hasta que la ilusión que acariciaba se ha hecho, a sus- ojos, imposible de realizar. Esos dos casos son gemelos y las consecuen– cias son las mismas. Esas dos jóvenes (que quizá ya no Jo son) vi– ven fuera de su centro, aburrj.das, contrariadas e irritables, añorando Jo que nunca han de con– seguir. Son pesádas para su familia y para sí mismas, y la vida no tiene para ellas aliciente alguno. Vi– ven extrañas a todo cuanto les rodea, y su exis– tencia es como una máquina parada porque un día se estropeó la rueda ·principal. La categoría moral de esas dos almas. no es la misma, ya se ve; porque no es lo mismo dejar