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~<2._ _,___ __ P:_An g~ cl_:AI,árz~!_a _______ ner más que una frase, la que escribió a su Filo– tea el dulcísimo San Francisco de Sales tratando de estos amores prohibidos, y dice textualmente así: . Con todo el que haya caído en las asechan– zas de los enamoramientos, hablo y le digo con cuánta eficacia puedo: corta, divide, rompe; no te detengas a descoser estas locas amistades, rás– galas; no te d~ates de estas ligaduras; rómpe1as· o córtalas. Obrando así, estas ataduras y cordeles nada valen. No debe usarse de condescendenda con un amor tan contrario al amor de Dios.• Pero cuando ese amor no es contrario al amor de Dios, porque es legítimo el fin y los medios son honrados; cuando ese amor ha salido santi– ficado del templo o va camino de él, ya no es re– prensible ni reprobable, porque, en último térmi– no, Dios es su· autor, y todo lo que Dios hace está bien hecho. No obstante, como ese amor está expuesto a todas las contingencias de la vida, sucede mu– chas veces que lo que se creía inconmovible, se mueve, y el lazo del cariño que se consideraba fuerte, se rompe a la hora menos pensada, pro– duciendo en ·el alma que hace el papel de víc- . tima una verdadera desgarradura. Desgarradura digo, porque es mucho más pro- · , fundo este amor que el de amistad. y cala más 1 hondo en las entrañas de la naturaleza· humana. . La inteligencia, la voluntad, la sensibilidad y

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