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VIL-Murmuran de mí 63 Almas de sentimientos ruines, ganosé.s de glo– ria humana y ambiciosas de ocupar en ·iodo P.l primer lugar, no. pueden ver a nadie elevarse un palmo en la sociedad sin embestir contra él coh .la.espada acerada de su lengua, si no pueden de otro modo. Et;tOS son los murmuradores de profesión, cuyo fatal destino parece que es el · caer sobre las faltas del prójimo, verdaderas o supuestas, y cebarse en ellas, como los buitres en los cadáveres. Si vales poco, hermano mío, o si, valiendo mucho, no se presenta ocasión o no quieres ex– hibir tus buenas cualidades, esa raza de envidio– sos te dejará en paz y hasta te prodigará sonrisas y atenciones. Pew ¡ay de h , si los hombres o las circuns– tancias te sacan de la oscuridad y empiezas a brillar! porque será como si al llegar a la cumbre, apretases con el pie el botón de un timbre eléc– trico, que sonase en la llanura, despertando a todos los murmuradores. Te lomarán ellos en seguida como bÍanco de su envidia y de su enojo, censurarán tus. actas si son censurables; si no lo son, te atribuirán mala intención en ellos, publicarán tus faltas antiguas ya olvidadas, y hasta se cebarán y harán burla de tus defectos físicos; eses defectos de los cuales el hombre• ni se puede enmendar, ni puede arre– pentirse.