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' ! ' ' lit Sufro una enfermedad incu– rable y contagiosa y huyen todos de mf ARECE imposible expresar mayores dolores humanos con menor número· de palabras. La visión de una muerte cierta y próxima, y el sentirse materialmente incomunicado y como abandonado, deben de producir en el espiritu una angustia indecible. Y sin duda hay enfermedades que crean esa situación, entre ellas ese duende de la humanidad que parece nacido para aterrarla, la tuberculosis (voy a suponer que esa es la enfermedad de que . te lamentas), enfermedad siempre contagiosa, y en la mayoría, o en la inmensa mayoría de los .casos, incurable.