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28 P. Angel Je Abá~~~·----- Más que el templo todavia. es la cama donde se sufre el lugar donde se convierten las almas; y casi todos lOs enfermos graves. suelen ser per- · senas desengañadas y convenciC.as. La enfermedad corporal representa, pues, el reino del espíritu; y la experiencia demuestra que el hombre, si no lo ve todo arruinado, ni adquie– re casi nunca el pe-rfecto equilibrio moral. ni .en– tra en razón, ni se vuelve enteramente a Dios. Tanto es así, que en cuanto un enfermo grave empieza a recobrar la salud. es. de<..'ir, emprende la vuelta hacia el mlindo del cual le parecía que· se iba a despedir, comienza a disiparse, a pensar menos en Dios y a comete-r más faltas. Todos los enfermos que lean este párrafo me darán la razón. No te aflijas, pues, excesivamente por tus do– lencias, hermano mío. Tal vez la acerbidad de tus padecimientos te hará, en ocasiones, gemir y gritar: ¡Dios mío! ¿dónde estás? Ahí está, hermano querido, amán– dote más que nunca; ahí está, cerca de ti, más cerca que la madre que te arregla las ropas de la cama, .más cerca que la hermana que te sirve la taza de caldo o el va.E.o de leche, deatro de lu. alma, midiendo y pesando todas tus· angustias pa-- ra . premiarlas algún día. ·

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