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XXVJ.-]esús Crucific•do 229 . ----------------~---- - --- - - - ·-------- El pueble cristiano, instnúdo por sus sacerdo– tes en esta materia, sabe que Jesucristo ha sufrido más que todos los hombres. No ignora que ha habido también cristianos que han sido crucificados; paro está cierto de que nadie ha igualado a Jesús en sus sufrimientos. porque nadie ha sido tan sensible como él, ni ha amado como él. ni ha nacido expresamente para redimirnos por el dolor, como él nació. Por eso la imagen de Jesús Crucificado es pa– ra el pueblo la última palabra que puede decirse a un :o:er afligido, el consuelo de los inconsolables. La madre que ve padecer a su niño, que ya tiene uso de razón y puede comprenderla, le ani– ma a la pacie>lcia, diciéndole: chijo mío, sufre con resignación: Mira aquí a nuestro Señor Cru~ cificado, que te ama mucho, y ha padecido por ti>. Cuandó ese niño se hace hombre y ha forma– do una familia, si el día en que les visita la tri– bulación, pierde él la calma y se desespera, sus hijos le animan, como su madre le animaba a él. · diciéndole: . Padre, tenga usted paciencia, que Dios no nos abandonará; y además. él ha pade– cido en la cruz por nosotros y mucho más que nosotros•. y cuando ese homhre está ya despidiéndose de la vida en lucha angustiosa con la última en– fermedad, ponen sus hijos el crucifijo en sus ma– nos, ya frias, diciéndole: .Béselo usted, padre. Es
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