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226 P. Angel de Abárzuza Padeció de parte de los príncipes, y de sus ministros y de la turba. Padeció de parle de sus familiares y conocí· dos, de Judas que le entregó, y de su discípulo que negó haberle conocido. Padeció de parte de sus amigos que le ab•m– donaron. Padeció en la fama, por las blasfemias que se profirieron contra él; en el honor y en la gloria, por las burlas e irrisiones de que fué objeto. Padeció en las cosas, pues le despojaron hasta de los vestidos. Padeció. en el alma tristeza, tedio y temor. Padeció en el cuerpo azotes y heridas. Padeció en la cabeza, por las espinas que le clavaron en ella; en las manos y en los pies, por las heridas de los clavos. Padeció en el tacto, por los dolores que sufrió; en el gusto, por la hiel y el vinagre que le dieron; en el olfato, por la fetidez del lugar, que era se– pultura de cadáveres; en el oído, por 1as burlas e insultos de sus enemigos, y en la vista; viendo llorar a su madre y al discípulo a quien amaba». Pero en esa enumeración que hace Santo To– más de los dolores de Jesús, falla, o mejor ,dicho,

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