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XXVI Jesús Crucificado a IFICILMEN'lE ..... ~ """- ha" W blar del dolor, ni siquiera pensar en '· él, sin que surja inmediatamente en su fantas!a la imagen de Jesús Crucificado. El es el Varón de dolores; tan torturado y afligido, que, además de ser una trágica y sagrada realidad, ca– si es para nosotros un símbolo, o sea, el dolor mismo. Y ¿cómo podía suceder otra cosa? - ¿Cómo Dios, que es tan ceioso de su gloria 1 que para su gloria lo ha creado todo, iba a pri– Yarse de la que se deriva de ser santo y padecer? Porque la raza pecadora de, Adán daba ante Dios en la antigüedad espectáculos vergonzosos, pero también los daba alguna vez magníficos. Abundaban los pecadores, pero también hon– raban la tierra muchos jusloo, y algunos santos. Y en esos santos se C:.estacaba ·una nota sin-

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