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16 ________P_. An~el de __ A_b_á_rz_u_z_a_____________ Abre, pues, tu corazón a la esperanza y a la alegría, hermano mío, y lleva con paciencia la cruz de tu pobreza, qu& no es más que para muy poco tiempo, porque estás en vísperas de entrar a heredar la gran posesión de la vida eterna; y cuando te asalte la tentación de la desesperación o de la impaciencia, anímate pensando en la po– breza de Jesucristo y diciendo; . En una casita como la mía habitó mi Dios cuando vivió entre nosotros; a una mesita como ésta se acercó · para tomar su frugal comida, que quizá fué más frugal y pobre que la que yo tomo; y si llega para mí un día en que no tenga ni casa en que cobijar– me, también para mi Dios llegó un día en que no tuvo dónde reclinar su cabeza, ni otra cosa para apagar su sed en las últimas horas de su vida, que la hie~ amarga ofrecida por uno de sus enemigos.• •Soy pobte como el Niño divino de Belén, co– mo el Obrero divino de Nazaret, como el Predi-, cador divino de la Buena Nueva por los campos de Judéa y Galilea, como el Muerto divino del Calvario, como el sepultado después en un sepul– cro ofrecido de limosna.• ¿Y quién no se animará a padecer resignada– mente los efectos de la pobreza en la compañía del mismo Dios, que fué también pobre, es tes– tigo de ella, y dentro de poco tiempo la ha de recompensar?