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178 P. Angel de Abárzuza Supremo Jerarca, centro de unidad, llegue con su idea, su acción y tsus manos consagradas has– ta los últimos confines de la tierra; institución santa por la santidad de su fin, que es hacer santos a los 'hombres; santa por los medios que emplea, que son los Sacramentos; santa por 1a santidad de· su doctrina, compuesta de fórmulas sublimes que puestas en práctica conducen a la más elevada santidad; institución que considera a todo el mundo como campo suyo conquistado o conquistable, sin límites en .el ti~mpo ni en el espacio, porque aunque ella es del tiempo, vive ¡:·ara la eternidad; acuciada y como atormentada por el deseo de extenderse y salvar a todas las almas; institución cuya presencia se anuncia' siem– pre por una superproducción moral sorprendente; y se manifiesta en la aparición de gracias espiri– tuales extraordinarias, y del heroísmo como un hec)lo ordinario y habitual, y en la creación de nuevas órdenes religiosas. que exigen el ejerCi– cio de las más altas virtudes; institucíón robus· tísima, honrada por un verdadero ejército de san– tos, de vírgenes y de mártires, que nacen· en ella por la misma fuerza vital del terreno donde están asentados .. Cuando veas esto, repito, ya puedes decir: ¡Esta es la Iglesia de JesucriSto! ¡Aquí está El! Así era Jesucristo. uno con la unidad de Pe;r– sona, donde se unían por modo íntimo e inefa'ble, .como dice Santo Tomás, sus dos naturalezas.

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