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1-Soy pobre 13 mos que has de poseer; y como son pocos, y casi todos los vicios cuestan dinero, tienes que ser necesariamente moderado. Esas son las cuatro inmensas ventajas que tie– ae la pobreza en relación con la salvación de tu alma, y desde ese punto de vista debes conside– rarla, hermano mío. .. . . Pero me dirás: es que la pobreza trae consigo muchos sufrimientos, y yo no quiero sufrir. ¿Y piensas tú que los ricos no sufren? Créeme que en el mundo hay penas para todos. Si pudiéramos contar las· horas de alegría que Dios ha concedido a la humanidad, veríamos que el mayor número ha tocado a las almas de los pobrefl. Al mirar tú la casa del poderoso y verla tan . elegante, al ver sus habitaciones iluminadas, sus alhajas preciosas, sus carrozas y sus lacayos, crees que allí sin duda está la felicidad. No lo creyeras así si en vez de ver las paredes, vieras los corazones; s( en vez de ver los cuerpos vie– ras las almas. No es lo mismo habitar en un palacio, que es– tar satisfeeho; pisar alfombras, que ser feliz. La mayor parte de los sufrimientos humanos son comunes por necesidad a lvs ricos y a los pobres; pues el rico contrae enfermedades lo mis– mo que tú; y si tú has de morir víctima de algu-

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