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158 P. Angel de Abárzuza --------------~--~------------------ daremos pasmados, al ver lo bien que ha condu– cido nuestras cosas, y casi siempre, por medio del dolor. Y del mismo modo que los castigos que reci– be un niño de sus padres, los siente en la niñez y los agradece en la edad madura, así agradece– remos a Dios nosotros, no sólo sus· beneficios. sino sus castigos, que, cuando se imponen por amor, son beneficios tél.mhién. Creamos en El. he·rman~ mío. Creer es confiar_ •AunqQe me mate, esperaré en Eh, decía el San– to Job. A veces el cielo se nubla, y parece que la noche va a ser eterna; pero ntinca lo es. Hay siempre detrás de las nubes, por oscuras y tor– mentosas que sean, un sol de justicia que apare· cerá en su hora. * * * Un ingeniero sabio traza y cons.truye un túnel de mucha longitud; y. después de construído, en– vía desde él un recado a un hijo suyo. de diez años de edad, mandándole que lo recorra sin mie– do de parte a parte; que él le aguarda en el otro .·extremo. Le asegura que el pasarlo no ofrece peligro alguno. El lo ha. construído y lo sab.e. El piso es llano y no pueden los pies tropezar en él; y aunque la oscuridad dentro del túnel es

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