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' <'i. 136_____ P. An~~l de Ahárzuza Que, a veces, no tienen razón ni en lo que dicen ni en lo que hacen, ni en sus quejas ni en. ~>U· llanto! Los padres siempre tien~n razón, siem– pre; .y si no la tienen, deben tenerla; es decir, hay que tratarlos con tanto cariño~ como si la tuvieran. Cuando el padre y la madre no tienen razón, el hijo se la puede negar, pero besándoles antes la mano. ¡Rarezas, impertinencias, debilidades! ¿Y no las has tenido tú alguna vez? Porque si la ancianidad es la segunda niñez, la niñez es la prirrtera ill\– cianidad. Y del mismo modo se manifiesta la una que la otra. · No importa que la causa fi&ológica sea dife– rente, y hasta contraria; los efectos son los riüs– mos. No hay un niño que en las primeras semanas. y aun en los primeros meses de su vida no sea. débil de estómago, mudo de lengua, torpe de· oído, corto de vista y paralítico de todo el cuerpo. · Y en cuanto a su inteligencia, ni siquiera pue– de decirse que delira y chochea, como algunos

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