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XV.- Va siendo numerosa mi famili:<... 1:2'3 ¿Y por qué había de callar? ¿por qué había de callar, si el mar a·qtte voy a referirme, nacido sin duda en las graneles poblaciones, se va ex. tendiendo como una pestilencia, hasta invadir las regiones más informadas hasta ahora por las vir· ludes del cristianismo? ¿Por qué había de guardar silencio, si la mis· ma Iglesia Católica ha dado ya la voz de alarma, en un documento solemne que, con su beneplá– cito corre ya en lengua vulgar, para que Jos es· posos ajusten la propia conducta a sus divinas en· señanzas? Porque es el caso, hermano mío, que una de las facultades físicas cuyo ejercicio Dios permite en el hombre, poi no violentar su libertad, es la de que pueda poner un estorbo· eficaz al curso de las leyes que El ha establecido para la propaga– ción del género humano. Sin duda que entiendes muy bien lo que quie– ro decirte. Pero ¡ay de ti si lo hicieras! ¡Ay de ti si, desoyendo la voz de la. naturale– za, de la conciencia y de la religión, pusieras un obstáculo a los planes de Dios, negándote a las cargas de la paternidad! ¡Ay de ti si, por procura1te una solución en– .qañosa al problema de la ·vida, no vacilaras en pcofanar lo que ya está santificado; porque Dios te enviará grandes castiqos! Yo no sé cuándo ni dónde, ni cómo; no sé si

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