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~XV.- Va siendo numerosa mi familia... 1·21 en blando lecho, como.el niño en su cuna, bajo la vigilancia amorosa de los que le ·han dado el ser. Algunas de estas criaturas perecerán sin duda (porque no hace Dios milagros por cualquier cau· sal víctima de las aves de rapiña o en las manos de rapazuelos. crueles; pero la inmensa mayoría de · ellas, dentro de algún tiempo, abandonarán sus nidos y se elevarán triunfantes por el espacio a ent()nar al supremo Hacedor el himno de la creación. · ¿Pues no valéis tú y tus hijos, a los ojos de Dios, más que esos pajarilloe? Y si confías en El. ¿no ha de ser vuestra suer– te más venturosa que la suya? Sé providencialista,' hermano mío. ¡Cúánto escasea esta virtud en el mundo, aun entre los cristianos! Y o estoy persuadido de que innumerables gracias, no digo precisamente e·3pi– rituales, sino aun temporales, no 5:6 conceden p:>r– que no se piden confiadamente. . Al que no confía que Dios le ayudará, muchas veces le castiga Dios as:. no ayudándole. ¿Por qué se sumergió San Pedro en el mar cuando caminaba por su superficie al encuentro de Jesús? Pues se sumergió porque creyó que se iba a sumergir. En cuanto vaciló su espíritu, vaciló la base lí– quida q~ sostenía su cuerpo; y Dios, que estaba premiando su confianza con un milagro., lo sue-

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