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-84- cton a los afectos que los mueven, y se pre– vienen eón oración frecuente y recuerdos de la lectura espiritual contra la disipación de la mente; y dicen con el R. Profeta: •Apártarne, Señor, del camino de la iniquidad y según tu ley ten compasión de mí>. Tiene por necesidad que ser arrebatado a diversos objetos y manchado impensadarntn– te con afectos viciosos el corazón, que no está sostenido con internos y devotos ejercicios. El primero y más útil de todos los ejerci– ci::>s para la purificación y limpieza del alma, es el de des~ubrir las raices de los vicios y pe– dir a Dios con gemidos y lágrimas la destruc– ción de ellos; corno los pobres enfermos o mal heridos piden con ruegos lastimeros a los transeuntes el alivio de su miserable estado. Has de tener, pues, ejercicios convenientes a tu profesión y estado, que te instruyan, que te renueven y te enfervoricen. Mas no deben los ejercicios privados ante– ponerse a los generales y ordinarios de la co– munidad, sino por el contrario, hacerte más pronto y diligente para ellos, para que en nin– guna cosa sufras detrimento de la paz inte– rior. Y si, comenzados, te vieres estorbado en ellos, por cualquier causa que fuere, procura volver a ellos, salvado que hubieres el obstá– culo, que te los interrumpiera.

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