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-47 - Muchos, porque no la guardaron con cuida– do, fueron, por varios accidentes, arrojados al tráfago del mundo, donde p~recieron mise– rablemente. ¡Ay! que no acertemos a perc;everar en ella hasta recog~r el fruto sazonad), que nos brin-· da su retiro. Así debería haberse el hombre, como si ca- . da día hubiese de bajar a la sepultura. Enton– ces no le sería la celda de fas cidio sino lugar de paz y de sosiego. Como para el hombre quie~o y sosegado es la celda un cielo anticipado; para el inquieto y vagabundo se convierte muy pronto en cat– ee! estrecha y pesados grillos. Bueno es, sin embargo, qul nos encarcele– mos por amor de Dios voluntariamente, ya que tantos mártires fueron por amor de Jesu– cristo encarcelados y cruelmente ma¡¡iatados. Escoge tú ser ligado voluntariamente, para ser semejante a ellos en los máitos. Líguete el temor de Dios, mejor qué el hie– rro de las cadenas; y la caridad, más bien que la necesidad impuesta. Si no basta el amor para rep•·imirte, sirva, para r~primirte, el te– mor de Dios. No estarías mal atado, si te encerrases com-· pungido por el temor del infierno, que has merecido por tus pecados. Malamente están atados los que desean va-.

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