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0···································0····································0 ·.... ··································································;:: CAPITULO VIl Recomiéndase la celda y la sol edad Quien ama la celda, y con gusto mora ~n ella, de muchos pecados se ve libre, y de mu– chas asechanzas. Cuanto con más cariño se la habita, tanto más agrada y se hace apetecible. Cuanto con más negligencia se guarda, r menos se entra en ella, tanto mayor es el ho– rror y fastidio que se le cobra. · ·Bien haya aquel que la amo y m) rJ gusto– so rn ella, porque será instruido por la luz del Espíritu Santo. Bienaventurado aquel, a quien le ha sido dado morar con gusto en la celda, y perseve– rar' en ella hasta el fin de su vida. ¡Ay de aquel, que por cualquier pretexto la abandona, y le gusta permanecer fuera de ella; no tardará en ser seducido, aprisionado y herido.

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